Crujío – Inés Rosales

El proyecto de Crujío parte de una idea clara: trasladar al diseño la experiencia sensorial del producto. El nombre mismo evoca sonido, textura y placer inmediato. La identidad visual se construye desde esa premisa, con un tono cálido, natural y contemporáneo, capaz de comunicar calidad artesanal sin perder modernidad.

El logotipo se basa en una tipografía elegante y minimalista, con rasgos distintivos que refuerzan la personalidad de la marca: la tilde acentuada sobre la “í” y el corte en la “o”, que simula la rotura de una cracker crujiente. Estos pequeños gestos tipográficos convierten la palabra en imagen, transmitiendo sabor y carácter a primera vista.

La paleta cromática —amarillo, verde y azul turquesa— combina frescura y vitalidad. El amarillo abre el apetito y actúa como foco visual; el verde aporta energía y naturalidad; y el turquesa introduce calma, contraste y una sensación de claridad mental.
El conjunto crea una identidad equilibrada, luminosa y apetecible.

El packaging mantiene esta coherencia visual: fondos limpios, composiciones ordenadas y detalles de color que refuerzan la idea de frescura y optimismo. Crujío es una marca que se disfruta con la vista antes que con el paladar, diseñada para destacar en un entorno competitivo desde la sencillez, la alegría y el sabor.

Trabajo realizado como parte del equipo de diseño de Agencia Goodland, en el marco de mi actividad profesional. Todos los derechos pertenecen a la empresa.